Prometeo, Franz Kafka

               
Ilustración: Prometheus (or Tityus), Vincenzo Camuccini,  entre 1771 y 1844.

De Prometeo nos cuentan cuatro leyendas.

Según la primera, lo amarraron al Cáucaso por haber dado a conocer a los hombres los secretos divinos, y los dioses enviaron numerosas águilas a devorar su hígado, en continua renovación. 

De acuerdo con la segunda, Prometeo, deshecho por el dolor que le producían los picos desgarradores, se fue empotrando en la roca hasta llegar a fundirse con ella.

Conforme a la tercera, su traición pasó al olvido con el correr de los siglos. Los dioses lo olvidaron, las águilas lo olvidaron, él mismo se olvidó. 

Con arreglo a la cuarta, todos se aburrieron de esa historia absurda. Se aburrieron los dioses, se aburrieron las águilas y la herida se cerró de tedio. 

Solo Permaneció el inexplicable peñasco. 

La leyenda pretende descifrar lo indescifrable. 

Como surgida de una verdad, tiene que remontarse a lo indescifrable.


 La muralla china (colección póstuma), 1931.


Comentarios

Entradas populares de este blog

SOBRE EL BLOG

Pavana para una dama egipcia, Eugenio Montejo

Las palabras...Octavio Paz